Cristales autolimpiantes
Los cristales autolimpiantes funcionan de 2
formas:
1. Mediante un proceso llamado fotocatálisis, en
el que la luz de la superficie del cristal básicamente
"se come" la suciedad de la superficie.
2. Mediante un proceso conocido como hidrofilicidad.
Esto significa que al cristal "le gusta el
agua", por lo tanto, cuando llueve se forma en la
superficie una capa que arrastra la suciedad de
manera uniforme.
Estos 2 procesos se llevan a cabo añadiendo una
capa de dióxido de titanio a la superficie exterior
del cristal. El dióxido de titanio es un pigmento
orgánico utilizado en multitud de productos y que
en este caso es una fina capa en la cara exterior
del cristal. Tiene un grosor de unos 25 nm.
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