Nanoburbujas contra células de cáncer
Combinando láser y nanopartículas de oro, científicos americanos han desarrollado una técnica que permite detectar y combatir células individuales de cáncer. Se trata de unas nanoburbujas que no sólo descubren las células malignas, sino que también las pueden destruir con una especie de explosión de dimensión nano.
Se utiliza láser con las partículas de tamaño nano, es decir un millonésimode milímetro, de oro. Se hace incidir pulsaciones de láser sobre dichas nanopartículas variando la potencia de las pulsaciones para crear nanoburbujas de corta duración cuyo tamaño depende de la potencia de las pulsaciones de láser utilizadas. Las burbujas más pequeñas permiten detectar las células malignas, mientras que las de mayor tamaño son capaces de destruir dichas células. Puesto que son visibles por el microscopio, las nanoburbujas permiten detectar células de cáncer, así como rastrear las explosiones que pueden destruirlas. También es posible naturalmente usar la misma técnica para realizar evaluaciones luego de efectuado el tratamiento. Las ventajas de este método que puede combinar la detección, el diagnóstico y el tratamiento son importantes y ellas derivan en gran parte de la posibilidad de observación, así como de individualización de las células malignas.
El procedimiento individual de células es uno de los avances más esperados de la nanotecnología aplicada a la medicina.
En este caso una de las ventajas más palpables deriva de la posibilidad de tratar las células enfermas en forma prematura, antes de que la enfermedad avance hasta el punto de dañar severamente la salud del paciente.
Se han hecho también experimentos en que estas nanoburbujas se han aplicado para destruir los sedimentos que bloquean las arterias, en cuyo caso estas nanoburbujas se podrían hacer funcionar como una especie de martillos perforadores, según los investigadores.
El sistema ha sido ensayado con células de leucemia y células de cáncer de cabeza y de cuello.
Las nanopartículas fueron dotadas de anticuerpos para permitirles actuar solamente sobre las células de cáncer, lo que permitió localizarlas y eliminarlas.
